domingo, 17 de febrero de 2008

Muchos pies

Vale.
Es cierto.
Tardo en actualizar el blog.

Un abrazo también para tí, Esteve.
Y para Julio y para Silvia y para Luciana.
Y para todos los que no posteais pero hacéis uso del mail.

Pero vaya, por los que achucháis en las entregas, como sé que los lunes hay más gente que se conecta, os resumo la semana pasada en un minuto. 
Y como estoy muerto, mañana le dedico un poco a cada cosa.

Básicamente:

Me tiré dos días a pintas con Martí, un couchsurfer de barcelona que se está recorriendo el mundo y dos sajones que venían de la Antártida. 

Alojé en mi estudio a Daniel, un couchsurfer de Canadá que se pilló el último pedo con nosotros, recién llegado al país. Aunque eso más que couchsurfing habría que llamarlo groundsurfing, porque no pude ofrecerle otra cosa al pobre.

Me piré a Routuroa. Una ciudad que apesta a huevos muertos y defecados porque algún tarao decidió montar una ciudad en el cráter de un volcán. Géysers, fumarolas, y rocas amarillas.

Alli no había ni dios, pero conocí a unos cuantos locales. Mi primer momento "peter sellers" de las antípodas. Se merece un capítulo ello solo. Impagable. Unas cuantas birras con ellos.

Me tiré de un avión a quince mil pies de altura, y a cinco kilómetros del suelo. Con viento, lluvia, y atravesando nubes de granizo. El granizo a 280 kmh duele. 
El paracaídas se abrió.

Me confundieron con una estrella de rock, compartí una habitación con una pareja de koreanos que no hablaban ni entre ellos, y me puse ñoño con unos cisnes durante hora y media por el efecto alucinógeno de algo que me echaron entre las algas de una sopa de resturante chino para chinos.

uf.
toy reventao.
mevoyadormí.


5 comentarios:

Unknown dijo...

¿Que coño hace Carlos en NZ como profesor de paracaidismo?

:O)

Anónimo dijo...

Pero tío lo importante era preguntar que alucinógeno "legal" te habían puesto en la sopa.

Nacho Ginestra dijo...

mireia@madrid.com
El mail de la amiga que te comente(no se si te acuerdas...) Es también amiga de Santos, el mundo es un pañuelo.

Nacho

Anónimo dijo...

Me deja bastante sorprendido esta tendencia tuya, por mi desconocida, a tirarse desde altas torres y aviones surcando el cielo....
Desde luego hay algo que se intuye en estas crónicas tuyas: libertad y cielo abierto....envidia(sana) me das.....
Por cierto, ya que leo a Ignacio aquí arriba, Mireia es efectivamente una amiga y un cielo de mujer.....

Un abrazo Rubín!

Anónimo dijo...

jaja rubinho! me acuerdo de tu primer dia en Bangkok.... cuanto tiempo ha pasado y cuan aventurero te has vuelto! En paracaidas!! Eso es mas osado que hechar la ceniza en el vaso de una pobre ancianilla!!